Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Me siento feliz de estar aquí entre ustedes. Gracias, Mons. Antal, por sus palabras de bienvenida y gracias por haber recordado el generoso servicio que la Iglesia húngara realiza para y con los pobres. Los pobres y los necesitados —no lo olvidemos nunca— están en el corazón del Evangelio: Jesús, en efecto, vino «a llevar la Buena Noticia a los pobres» (Lc 4,18). Ellos, entonces, nos indican un desafío apasionante, para que la fe que profesamos no sea ...
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